Comunicado: Inscripción a trayectos Licenciatura en Educación Física - Isef
Desde Coordinación de Carreras del Instituto Superior de Educación Física (Isef) Sede Paysandú se comunica a las/los estudiantes de la Licenciatura en Educación Física que las inscripciones a los trayectos de formación están abiertas hasta el 03 de mayo, en el módulo de autogestión de www.bedelias.udelar.edu.uy.
Los trayectos ofrecidos en la sede Paysandú son:
Deporte
Esta área tiene como objeto fundamental desarrollar conocimiento acerca del deporte y las prácticas deportivas desde diferentes encuadres teórico-prácticos y ámbitos institucionales diferenciados. La articulación de la investigación, la enseñanza y la extensión estará orientada vínculos históricamente constituidos con la Educación Física como disciplina. Además, se deja constancia de que se garantizará el tránsito con los planes de estudios anteriores de la Licenciatura en Educación Física del ISEF. Intervienen fundamentalmente, según los énfasis dados, las ciencias vinculadas al campo de la biología, de lo social y lo cultural.
Salud
Esta área se orienta hacia el desarrollo de los conocimientos que abarcan la relación educación-salud. En este contexto, la salud se comprende desde una concepción de globalidad dinámica de bienestar físico, psíquico y social. En su relación con lo educativo se centrará en la prevención y la promoción. La diversidad de los campos teórico-prácticos se apoya en las ciencias biológicas y las ciencias humanas para poder avanzar en el análisis de una desestructuración – reestructuración de los conceptos de cuerpo y salud, a los efectos de trascender las nociones utilitario-higienistas.
Los requisitos mínimos para inscribirse a un trayecto son:
-
Estar cursando desde hace al menos 5 semestres
-
120 créditos (hasta 10 pueden ser de optativas)
Procedimiento:
-
1) Descargar y llenar el formulario correspondiente, disponible en https://www.litoralnorte.udelar.edu.uy/images/bedelia/tramites/Formulario_de_solicitud_de_inscripci%C3%B3n_a_Trayecto_2021.pdf
-
2) Enviar el formulario a bedeliacenur@gmail.com
-
3) Indicar en el Asunto: TRAYECTORIAS ISEF
-
4) Aclarar en el mensaje a bedelías si hay alguna solicitud de validación de créditos en curso.
Importante: Se exhorta a los estudiantes que envíen el formulario solamente en el caso de cumplir con los requisitos mínimos para elección del trayecto.
Ante dudas o consultas escribir correo electrónico a: equitzau@cup.edu.uy
Comunicado: Inscripción a la unidad curricular Práctica Profesional 1
Desde Coordinación de carreras del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) sede Paysandú, se comunica a las/los estudiantes de la Licenciatura en Educación Física que las inscripciones a la unidad curricular Práctica Profesional 1 serán del 26 de abril al 02 de mayo, en el módulo de autogestión de www.bedelias.udelar.edu.uy
Cerrado este período, ser hará el control de previaturas, para averiguar cuantos estudiantes atienden a las condiciones para cursado de esta unidad curricular, cuya cantidad de cupos (80) es limitada por estructuras externas al ISEF. Caso la cantidad de estudiantes habilitados a cursarla sea superior a la cantidad de cupos, se procederá a sorteo, conforme establecido en resolución de la Comisión Directiva de ISEF de 06 de marzo de 2020 (Exp. Nº 008450-000198-20).
Las informaciones sobre la cantidad de estudiantes habilitados y los procedimientos en el caso de sorteo serán publicadas futuramente por la coordinación de carreras local en este mismo espacio institucional de difusión.
Ante dudas o consultas escribir correo electrónico a: equitzau@cup.edu.uy
Creer, sentir, actuar: tres claves del factor humano para entender y enfrentar la pandemia de Covid-19
Escriben:
Francisco Morales Calatayud (1)
Delia Bianchi Villalba (2)
En la presente pandemia, se insiste en la necesidad de entender al virus, pero quizás debemos también hacer un esfuerzo importante por entender a quienes estamos expuestos al mismo, lo padecemos y lo transmitimos y muy especialmente, por reflexionar acerca de qué podemos hacer para, entre todos, aportar a la salida del peculiar momento que atravesamos.
Los seres humanos somos protagonistas y sujetos activos de nuestra propia salud y ésta se produce en el contexto de las relaciones sociales, ya sea en cada una de nuestras familias, nuestros grupos de pertenencia, las instituciones en las que participamos, la comunidad en la que vivimos y la sociedad toda que integramos.
Nuestra salud está afectada por numerosos factores físicos, químicos y biológicos, pero generalmente tales factores están mediatizados de algún modo por la acción humana. En algunos casos, la acción humana puede tener mucho más peso en afectar la salud de las personas que la propia naturaleza de los factores antes mencionados.
La salud es parte de la permanente interacción de la naturaleza y la sociedad. Este artículo pretende ofrecer un comentario dirigido al público en general, no busca complejizar mucho las cosas, pero es necesario al menos hacer mención de ciertas ideas generales que surgen del conocimiento producido por disciplinas que, como la psicología, estudian la subjetividad y el comportamiento humano.
Para ir al grano: por mucho que sepamos del virus, si no prestamos atención al factor humano que está implicado en la interacción con el virus, nos costará más trabajo controlar sus efectos perjudiciales.
¿A qué nos referimos con eso del “factor humano” en los problemas de salud?
El factor humano es la expresión práctica del lugar activo del papel de la sociedad en la determinación de la salud y en su atención. En ello están representados niveles y componentes muy diversos, incluso contradictorios. Algunos son de un nivel muy general, digamos, el “macrosocial” porque pueden afectar para bien o para mal a muchas personas. Algunos se dan en un plano más “microsocial”, por ejemplo, en el contexto de las familias, los grupos de contemporáneos o las instituciones. Otros se expresan en las personas concretas, el sujeto actuante, es la expresión del factor humano en la salud en el nivel individual.
Es imposible separar unos niveles de otros, por ejemplo, acciones que se llevan a cabo a nivel “macrosocial” terminan afectando en el nivel individual, y viceversa.
El virus SARS-CoV-2 es el agente biológico que causa la enfermedad, pero no basta con la existencia del virus para que una pandemia se produzca, tiene que pasar de persona a persona y diseminarse. En algunas epidemias ese paso se da de formas poco claras o poco modificables por la acción humana consciente; en otros casos, como en este, el paso de persona a persona depende, en mucho, de cosas que hacemos que son en buena medida controlables por las personas y la sociedad puede influir en que las personas adopten activa y conscientemente medidas para evitar los contagios.
Ciertamente, el virus, por sus características biológicas, es altamente contagioso. Pero si hacemos las cosas bien, hay muchas posibilidades de controlar o al menos reducir sustancialmente la transmisión de persona a persona. Desafortunadamente, parece ser que en esta línea la sociedad contemporánea no ha logrado mucho éxito.
Se hacen en todo el mundo muchas acciones de nivel macrosocial por controlar la situación, como son las medidas o apelaciones para la restricción de movimientos, confinamientos, cuarentanas, etc. Todo puede estar muy bien, pero no parece suficiente. Muchas de esas medidas pueden impactar hasta cierto punto en el espacio público, pero tienen menos efecto más allá de éste, incluso pueden generar rechazo si se toman de manera autoritaria.
Es más difícil producir cambios que ayuden a controlar la situación en ámbitos más privados, en la vida en los hogares y en los entornos más inmediatos de la familia, los amigos, la vida cotidiana y la solución de las necesidades de todos los días. El nivel “microsocial” podemos decir en el que nos movemos todos.
Otro es ese ámbito tan decisivo y muy relacionado con el anterior, el del sujeto concreto, la persona, el individuo. Aquí entran componentes decisivos que se pueden resumir en las siguientes preguntas: ¿qué cree cada quien sobre la enfermedad y sobre el modo en que puede afectarle?, ¿qué siente que debe hacer en relación con esto?, y especialmente, ¿qué hace?
La perspectiva individual: modelo de creencias de salud
Si pensamos en la perspectiva individual, nos puede resultar útil un conocimiento generado hace más de 60 años por investigadores norteamericanos: el Modelo de Creencias de Salud. Este modelo teórico surgió cuando esos investigadores se hacían preguntas parecidas a las que nos hacemos nosotros hoy, pero en relación con otras epidemias, como por ejemplo, la de tuberculosis pulmonar, entonces en pleno apogeo en todo el mundo y en relación con la que se hacían búsquedas activas de casos mediante exámenes gratuitos. Las preguntas en ese entonces eran: ¿por qué si las personas pueden favorecerse con la acción de hacerse el examen y así recibir tratamiento médico adecuado, no lo hacen? ¿No se dan cuenta que pueden estar contagiando a otras personas?
Es cierto que en aquella época, ciertas enfermedades, como la se usa de ejemplo aquí, tenían una connotación que conllevaba al estigma social de quienes la padecían. También es verdad que en ciertas circunstancias las personas pueden tender a defenderse psicológicamente desde la negación, por lo que no quieren enterarse que algo no deseado les está pasando. Científicos de entonces enunciaron el citado modelo, que con el paso del tiempo se ha ido enriqueciendo a partir de la experiencia y de las críticas. Lo resumimos aquí a partir de lo que expone Shirley Taylor en su libro “Health Psychology” (Psicología de la Salud), de 2015:
1) Llevar adelante una acción valiosa, útil, para la salud (“prosaludable” preferimos decir nosotros) depende de dos factores: a) que la persona perciba que su salud está realmente amenazada; y b) que la persona crea que una determinada acción práctica le será útil en reducir esa amenaza.
2) La percepción de que se está amenazado está influenciada por tres cosas: a) los valores que la persona tenga en relación con la salud; b) sus creencias acerca de su vulnerabilidad a la amenaza específica; y c) su percepción sobre cuán dañina puede ser la amenaza, es decir, la enfermedad que lo puede afectar si no realiza la acción preventiva.
3) Para adoptar la acción preventiva, la persona valora: a) si realmente la acción a tomar es efectiva para protegerla; y b) en qué medida los costos de la acción a tomar se compensan con los beneficios (cuando aquí se habla de costos no se refiere necesariamente a dinero, sino que podríamos entenderlo también como “el sacrificio” o las molestias que debe afrontar para la realización de la acción preventiva).
En resumen, estar protegidos y proteger a otras personas, depende mucho de lo que creamos sobre lo que nos puede afectar y cómo puede hacerlo, también de que sintamos la necesidad de hacer lo apropiado para no ser afectados y para no afectar a otros, y sobre todo, que actuemos apropiadamente en ese sentido.
¿Que podemos hacer para aplicar mejor el "factor humano" en la situación de pandemia?
La pregunta que nos quedó planteada es: ¿qué se puede hacer, entonces, para aplicar mejor el “factor humano” en la situación de esta pandemia? Necesitamos concentrarnos en entender qué hacer para avanzar en la idea de pasar hacia creencias, sentimientos y acciones que nos conduzcan a las posiciones más favorables para promover en nosotros mismos y en nuestros ámbitos más inmediatos, la prevención de los contagios, enfocados en el bien común. En pocas palabras, poner a funcionar para bien, el factor humano, buscar que asumamos un rol activo que contribuya, que aporte, a evitar pasar por la experiencia de la enfermedad propia y también a evitar la enfermedad de otras personas.
Las tres acciones básicas que se recomiendan universalmente en relación con la prevención de la COVID-19, que son uso de tapabocas, distanciamiento físico (que no es necesariamente social si tomamos en cuenta los recursos de comunicación que tenemos hoy) y la higiene de las manos (mediante el lavado y el uso de alcohol en gel), se relacionan con ese factor humano. Serán practicadas preferentemente por aquellas personas que crean que: el contagio del virus es realmente una amenaza que está presente en su entorno; es vulnerable a ser contagiada y afectada; la afectación, si se contagia, será seria, en términos de daño a su bienestar; las tres medidas más generales recomendadas son realmente efectivas para la prevención; el costo, el “sacrificio” o la molestia de llevar a la práctica esas tres acciones, valen la pena si se comparan con las consecuencias que le puede acarrear contraer la enfermedad.
Obviamente, muchas personas no alcanzan a configurar una creencia tan redonda en relación con su posible contagio con el virus que provoca la COVID-19. Basta con que no les funcione uno de esos componentes que arman la creencia, para que ésta sea débil.
Mientras el número de casos y fallecidos no llegó a los niveles actuales, muchos creían que Uruguay (y Paysandú en particular) eran zonas con poca presencia del virus, o que por ser jóvenes no eran vulnerables; o que esto de la COVID-19 era algo benigno que si le tocaba, no le crearía gran afectación; o que “si te va a tocar, te toca”, tomes las medidas o no, porque tales medidas no son realmente útiles; o que no vale la pena hacer tanto sacrificio por algo que si te tocaba, no te iba a dañar mucho.
Las razones por las que cada quien genera esas creencias que entorpecen la acción preventiva, pueden ser muy diversas. Una de tantas es la tendencia a la negación, otras pueden venir de señales del entorno, como por ejemplo, la pobreza de la propaganda de salud con advertencias sobre el peligro potencial o, la no exigencia (o ni siquiera avisar con insistencia) de la necesidad de la práctica de medidas preventivas tan importantes como el uso del barbijo en espacios públicos, por ejemplo. Si no hay una creencia firme, de base, es muy difícil que la persona sienta la necesidad de poner en práctica las medidas apropiadas.
Y si no se cree y no se siente la necesidad de hacerlo, es difícil que se adopte un actuar consistente, útil, eficaz. Por supuesto, estamos hablando del modo más simple y más directo, cuando en rigor hay todo un entramado psicológico en este proceso y las variaciones de persona a persona pueden ser notables; para cada quien, todo esto tiene un sentido personal. Y como ya se ha dicho, muchos aunque quieran hacerlo, no lo logran, la vida cotidiana les presenta barreras que sin ayuda les resulta difícil salvar.
Así, otras consideraciones sobre este tema apuntan al hecho de que incluso, cuando se tiene una creencia firme y se siente la necesidad de llevar a la práctica las medidas preventivas, la persona falla al hacerlo ya sea, entre otras causas, porque: 1) las contingencias de su vida cotidiana se la hacen difícil (por ejemplo, personas que tienen la necesidad de tomar medios de transporte abarrotados para ir a trabajar día tras día para garantizar su sustento y el de su familia, o que no tienen para gastar en alcohol en gel para llevar en el bolsillo o para obtener y renovar oportunamente mascarillas de calidad). Esos son ejemplos de esas barreras de las que se habló antes. 2) No son consistentes en la práctica de las medidas preventivas (por ejemplo, reaccionan irracionalmente en determinados momentos, digamos si se encuentran en la calle accidentalmente con una persona afectivamente cercana no reparan en abrazarla y besar como saludo). 3) No realizan las prácticas preventivas en forma correcta (se lavan superficialmente las manos, no se ajustan bien la mascarilla o desconocen cómo se usan los diferentes tipos de éstas). 4) Atraviesan estados de cansancio por la observancia de las prácticas preventivas, digamos que después de largos períodos de buenas prácticas, las relajan.
Un problema social del factor humano
Entonces, si sumamos a quienes no han logrado armar una creencia que dé paso a sentir la necesidad de actuar con buenas prácticas preventivas, más a quienes aunque tengan la creencia y sientan la necesidad, no tienen las condiciones para llevarlas a la práctica, más a quienes teniendo la creencia y sintiendo la necesidad de adoptar prácticas preventivas, las adoptan de modo poco eficaz, por desconocimiento o por inconsistencia, más a quienes sencillamente, se cansan, hacen una pausa, tendremos una suma importante de personas que están expuestas a ser contagiadas y a contagiar, así de simple. Esto es, esencialmente, un problema social, del “factor humano”.
Eso explica por qué, ahora mismo, en medio del alza de contagios y muertes que vivimos en el país y en nuestro departamento en abril de 2021, si uno sale a la calle en Paysandú, encontrará a muchas personas sin barbijo, a otras que lo llevan en el bolsillo para colocárselo solamente para entrar a los lugares que lo exigen, o a personas de esas sin barbijo conversando muy cerca unas de otras. Eso solamente para hablar de lo que se ve en la calle. Como la punta de un iceberg, esto es reflejo de modos de actuar nada oportunos para la prevención que pueden estar ocurriendo en otros ámbitos. Eso en los momentos en que las autoridades sanitarias del departamento plantean claramente que estamos en situación de crisis (ver la edición del “EL TELEGRAFO del 3 de abril).
Hoy tenemos la posibilidad de recibir las vacunas, y con eso, en la medida que se desarrolle el proceso, podrán evitarse una buena cantidad de casos o reducir los niveles de severidad de quienes eventualmente enfermen. Pero esto es todo un proceso, no significa que porque ya comenzó, todo está resuelto y no es necesario protegerse y proteger a los demás.
Algunas acciones posibles
No es fácil hacer recomendaciones que pueden parecer verdades de Perogrullo, pero creemos que, sobre la base de lo que hemos venido tratado en ambas partes de este artículo, algunas sugerencias pueden tener fundamento, entre otras acciones posibles. Son las siguientes:
- Es necesario trabajar en contribuir a configurar las creencias apropiadas sobre lo que estamos viviendo. No se trata de organizar una campaña de miedo, pero sí de fomento del mejor actuar “prosaludable”, el que hace falta aquí y ahora. La propaganda de salud es imprescindible, bien encaminada, por diversos medios y con presencia suficiente en los más diversos escenarios. Las personas necesitan percibir mejor el riesgo potencial y con esto evaluar mejor su vulnerabilidad.
- Tal propaganda debe permitir la mejor configuración de las creencias, pero sobre todo debe insistir en cómo llevar adelante las prácticas preventivas de manera eficaz.
- Es necesario apoyar a las personas cuyas condiciones materiales de existencia les imponen limitaciones para la adopción de las medidas preventivas eficaces. Este punto está expresado en muy pocas palabras, pero llevarlo a vías de hecho puede implicar la realización de acciones por diversos actores coordinados. Es algo imprescindible.
- En los espacios públicos, si bien en el país no hay la obligación expresa de exigir el uso de barbijos (como si se hace hoy, incluso en países de Europa), es muy importante realizar acciones concentradas de propaganda de salud insistiendo en la importancia de hacerlo.
- De más está decir, que todo aquello que contribuya al bien público (incluyendo el control para evitar aglomeraciones, la exigencia sistemática de las medidas vigentes, etc.), debe ser comprendido como una necesidad. La prevención de acciones contrarias a lo que se requiere y está establecido por las autoridades, siempre que sea posible, será siempre mucho más eficaz que cualquier otra medida.
Paso a paso, el virus, su transmisión y los daños a la salud y de todo tipo que provoca, serán controlados, pero, junto a los notables esfuerzos del mundo de los laboratorios, de las políticas públicas y de los servicios de salud, es necesario que todos hagamos un poco más, tanto desde los diferentes espacios y actores de nuestras comunidades, como por parte de aquellos a quienes corresponde por sus deberes institucionales. Todos, en función de poner en marcha, en el más alto sentido positivo, el potente recurso del “factor humano”.
1) Francisco Morales Calatayud es psicólogo, Especialista en Psicología de la Salud y Doctor en Ciencias de la Salud. Profesor Titular y Responsable de Polo de Salud Comunitaria, Coordinador de la carrera de Licenciatura en Psicología en la Sede Paysandú del CENUR Litoral Norte. Director del Doctorado en Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República.
2) Delia Bianchi Villalba, es psicóloga y Magister en Integración de Personas con Discapacidad, Profesora Agregada del Polo del Salud Comunitaria y de la carrera de Licenciatura en Psicología de la Sede Paysandú del CENUR Litoral Norte. Doctoranda del Doctorado en Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República.
Nota: El texto fue publicado en dos partes, en dos sábados consecutivos en la columna semanal "Paysandú Universitario en Diario El Telégrafo. La primera el sábado 10 de abril de 2021 y la segunda el 17 de abril de 2021.
Calendario de exámenes de ISEF: período abril 2021
Desde la coordinación del Instituto Superior de Educación Física, sede Paysandú se pone a disposición el calendario de exámenes de unidades curriculares de la Licenciatura en Educación Física y la Tecnicatura en Deportes, correspondiente al período del mes de abril 2021.
Los exámenes comenzarán el 12 de abril.
Se recomienda a los estudiantes la necesidad de que se conecten puntualmente a las salas de zoom asigandas y ante cualquier dificultad contactar con el docente correspondiente de inmediato; y/o tomar la precausión de matricularse con antelación a la plataforma https://eva.interior.udelar.edu.uy dependiendo del caso.
En la planilla disponible se informa: fecha, unidad curricular, hora, espacio virtual en el que se tomará la prueba (zoom o Eva) y los docentes que integran el tribunal.
DESCARGAR CRONOGRAMA
Universidad de la República: declaración ante la gravedad de la situación de la epidemia por Covid-19 en Uruguay
El Consejo Directivo Central de la Universidad de la República, resolvió este jueves en sesión extraordinaria solicitar; 1) Diálogo, respeto mutuo y reconocimiento del esfuerzo colectivo y personal, 2) Reducción drástica de la movilidad y la interacción presencial colectiva, 3) Condiciones para que la reducción de la movilidad resulte viable para la ciudadanía, con el objetivo de detener el avance del Covid-19 en Uruguay.
Montevideo, 08 de abril de 2021
Visto:
● La situación crítica que viene atravesando el país en las últimas semanas, producto de la evolución reciente de la epidemia de SARS-CoV-2.
● El clima de tensión en el que los trabajadores de la salud, puntales de nuestra capacidad de respuesta como comunidad a esta crisis, están desarrollando sus actividades laborales para asegurar la atención sanitaria a lo largo y ancho del país.
● Las crecientes restricciones de recursos materiales en los centros hospitalarios que dificultan el adecuado funcionamiento del sistema de salud.
● La necesidad, que ya han planteado con claridad la comunidad universitaria y la académica nacional donde se produce el conocimiento asociado a la epidemia—, de reducir de manera drástica y con celeridad la movilidad ciudadana como camino imprescindible para evitar la concreción de escenarios aún más dramáticos con pérdidas de vida evitables y colapsos en el sistema sanitario.
● Las dificultades que atraviesan los centros hospitalarios, de las que la Universidad de la República es consciente, ya que conoce de primera mano la experiencia del Hospital de Clínicas. El hospital universitario ha dado respuestas claras a la creciente demanda sostenidas en el compromiso de funcionarios, docentes y dirección hospitalaria, en contextos de centenares de licencias diarias producto de la incidencia de la covid-19 en el personal de la salud, de certificaciones por situaciones de riesgo sanitario y de cuarentenas por contactos, como el centro de vacunación de más tres mil dosis diarias o la atención a decenas de pacientes con covid-19.
Considerando:
● Que Uruguay logró atravesar casi un primer año de pandemia con niveles de prevalencia de la enfermedad controlados, producto esto de decisiones de manejo por parte de la autoridades nacionales basadas en evidencia científica, en un contexto de alta incertidumbre, y apoyadas en capacidades institucionales y de coordinación distintivas del Uruguay.
● Que el país muestra un despliegue de vacunación promisorio en términos agregados y comparables con los países con mejor desempeño relativo en el mundo, pese a algunos problemas de acceso de tramos etarios o colectivos de riesgo que aún no han podido ser inoculados.
● Que la Universidad de la República, como es su tradición, pone a disposición de la sociedad todas sus capacidades para mitigar los efectos sobre el bienestar general, en sus múltiples dimensiones, de la epidemia.
● Que el crecimiento de la ocupación de camas de CTI continúa de manera sostenida.
● Que sigue aumentando la mortalidad de la enfermedad en esta etapa.
El Consejo Directivo Central de la Universidad de la República reunido en sesión extraordinaria el 8 de abril de 2021
DECLARA
Nuestro país se encuentra atravesando el peor momento de la pandemia según varios indicadores. La cantidad de casos diarios que se reportan aumenta a un ritmo nunca antes visto. Los valores de positividad en el testeo de casos alcanzaron un máximo de 30 %. Solo en los últimos quince días 34.678 personas fueron diagnosticadas con covid-19. Son 356 las personas que fallecieron en esta última quincena. A la fecha, 436 personas se encuentran en cuidados intensivos, un número que continúa por encima del umbral del 35 % de ocupación de camas en CTI por pacientes con covid-19.
Estos números pronostican que las próximas semanas serán críticas para el conjunto de la sociedad .
La vacunación es un instrumento de política sanitaria pública imprescindible para superar la situación. La ciudadanía así lo ha entendido y muestra de ello es su importante adhesión. Sin embargo, la vacunación no implica que los contagios por SARS-CoV-2, ni de la prevalencia de covid-19, ni de sus manifestaciones más severas se reducirán de forma inmediata.
Para volver a controlar la epidemia se requiere, en primer lugar, que todos los actores involucrados cultiven el diálogo, el respeto mutuo y el reconocimiento del gran esfuerzo colectivo y personal que profesionales de todas las áreas y la ciudadanía asumen para enfrentar la situación. En segundo lugar, que en los próximos días se reduzcan drásticamente la movilidad y la interacción presencial colectiva, y, en tercer lugar, que se generen las condiciones para que la reducción de la movilidad resulte viable para la ciudadanía.
1) Diálogo, respeto mutuo y reconocimiento del esfuerzo colectivo y personal
La Universidad de la República expresa su preocupación por la instalación de lógicas discursivas que desacreditan y estigmatizan a diversos actores, entre ellos a quienes actúan bajo enorme presión en el sistema sanitario. Momentos de crisis, como los actuales, requieren de empatía, solidaridad y de un esfuerzo deliberado para evitar la crispación.
Una sociedad democrática y diversa requiere siempre de diálogo entre todos los actores, información precisa, veraz y oportuna y el reconocimiento de las condiciones desiguales para afrontar las crecientes dificultades. Con ese espíritu, la Universidad ofrece desde su propia diversidad constituir e integrar espacios amplios de diálogo social para enfrentar las semanas críticas que se avecinan y la necesidad de generar espacios de encuentro que eviten que las heridas y fracturas sociales que hoy se perfilan, se consoliden en el largo plazo.
2) Reducción drástica de la movilidad y la interacción presencial colectiva
La Udelar llama a implementar medidas de reducción de movilidad efectivas por un tiempo acotado, capaces de reducir el avance de la covid-19. Desde diversos ámbitos, la comunidad académica ha señalado recomendaciones precisas para el estadío actual del desarrollo y que han resultado eficientes en países comparables con el nuestro. Urge instrumentar medidas de esa naturaleza que, lejos de constituir avances autoritarios, preservan nuestra libertad al cuidar de la salud de la comunidad toda.
Más demoras se traducirán en mayores costos económicos y humanos.
La Udelar llama a la sociedad en su conjunto a preservar pautas de comportamiento individual que doten de eficacia a la política pública, permitiendo que la reducción de movilidad se transforme en una sistemática reducción en la incidencia de la covid-19: usar tapabocas, quedarse en casa en la medida de lo posible, mantener el distanciamiento físico.
3) Condiciones para que la reducción de la movilidad resulte viable para la ciudadanía
Para que estas medidas resulten efectivas, deben ser acompañadas de instrumentos de política pública que hagan viable para los ciudadanos la reducción de su movilidad, lo cual requiere reconocer la diversidad y desigualdad de situaciones e instrumentar estrategias públicas capaces de compensarlas.
Se requieren medidas transitorias de acompañamiento que eviten que la crisis económica y social desencadenada por la pandemia impidan a los compatriotas en circunstancias más vulnerables reducir su movilidad y exposición al contagio. En un horizonte más largo, la experiencia de América Latina y Uruguay señalan que las crisis agravan las desigualdades y afectan en mayor proporción a la población más vulnerable. Las particularidades de esta crisis, pueden agudizar este patrón.
Es tiempo de comenzar a reflexionar y discutir sobre la agenda de políticas públicas que nos permitan evitar estos resultados dolorosos y preserven la calidad de la convivencia democrática sostenida en una sociedad diversa y cohesionada. El agravamiento de las desigualdades ya existentes en nuestra sociedad es un lastre para el desarrollo del país a largo plazo.
Podemos superar esta situación
Como en otros momentos críticos en la historia del país, el diálogo y el respeto deben primar sobre la crispación y el agravio, y el intercambio en la diferencia por sobre la estigmatización de quienes plantean puntos de vista diferentes.
Hacemos un llamado para prevenir la pérdida evitable de cientos de valiosas vidas más. A partir de la conjunción de políticas públicas pertinentes y acordes a la coyuntura y de la colaboración de todos los actores, institucionales, colectivos e individuales, es que superaremos este trance.